Un encantamiento de cuervos, Margaret Rogerson



Todo el mundo sabe que los elfos son tan arrogantes como inmortales y por eso les gusta que se los retrate. Además, ansían el arte de los humanos porque ellos son incapaces de crear algo que transmita vida. Isobel los conoce bien, pues se gana la vida pintando sus rostros.

Pero un día el príncipe del otoño entra en su tienda y, al retratarlo, comete un terrible error: plasma en sus ojos el dolor humano que percibe en su mirada, un rasgo que cualquiera de sus súbditos consideraría una debilidad.

Tras recibir el cuadro, el príncipe regresa convertido en cuervo y la acusa de traicionarlo ante su corte. La única manera de solucionarlo es que Isobel se adentre con él en las tierras del otoño para restaurar su reputación. No obstante, deberá tener cuidado: como afirman los elfos, siempre deseamos lo que tiene el poder de destruirnos.




  Esta es la historia de una mayúscula y merecida decepción: elegir un libro por su portada (en este caso, preciosa) es un acto un tanto superficial del que puede que nos arrepintamos. A mí me pasó con esta novela. Me dejé seducir por una ilustración evocadora y llamativa y por el hecho de que, por fin, me cruzaba con una obra de fantasía juvenil autoconclusiva. Craso error, más vale leer tres entregas mediocres que una pésima.

 ¿Estoy siendo injusta? ¿Exagerada, tal vez? Puede, pero es que nada en este libro funciona:

- La ambientación: Siendo una novela de fantasía, la autora debería haberse esforzado en transmitir al lector lo mejor posible el worldbuilding que ella se ha montado en su cabeza, pero no lo ha hecho. Sabemos que estamos en un mundo donde conviven los elfos con los humanos y que geográficamente sus tierras se dividen por zonas en función de la predominancia de una u otra estación: las Tierras del Verano, las Tierras del Invierno, etc. Asimismo, cada una de estas tierras está gobernada por un elfo. En lo que a nosotros nos ocupa, conoceremos a Grajo, el señor de las Tierras del Otoño. La coexistencia en este mundo fantástico de elfos y humanos es desigual: los primeros se valen de su magia para aprovecharse de los segundos, a pesar de que hay unos acuerdos que lo prohíben. Los mortales aceptan, sin embargo, esa transgresión de las normas a cambio de sus favores, que no son más que pequeños hechizos que los elfos les conceden para sus cosechas o trabajos. En la segunda mitad de la novela, se aprecian toques oscuros (tormentas, cielos encapotados, elementos tenebrosos, un bosque enigmático y una preocupación desmedida por parte de los elfos por la estética) que recuerdan a ambientes burtonianos. Creo que la recreación de este efecto es lo más positivo y destacable del libro.

 Junto con Grajo, la protagonista de esta historia es Isobel, una joven pintora que reside en Extravagancia y que realiza un retrato al señor de las Tierras del Otoño. Esta es la premisa de la única trama que se va a desarrollar a lo largo de la novela. Esta información la vamos recabando hacia el final del libro y es todo lo que sabemos de la ambientación: ¿Dónde está Extravagancia? ¿Es un pueblo, una ciudad, una región...? ¿Qué ocurrió con la familia de Isobel? ¿Ella ha acudido a la escuela, tiene amigos o conocidos de su edad? ¿Esos acuerdos de convivencia que mencionan, cuándo y por qué se firmaron? ¿Qué desarrollo tecnológico tiene la sociedad de los mortales o a qué época histórica se asimilaría su evolución? ¿Cómo es el entorno? Si los elfos son inmortales, ¿qué hay del pasado de Grajo? No sabemos nada y, aunque la trama del libro es sumamente sencilla, es complicado, por muchas novelas fantásticas que hayas leído, sumergirte en la historia sin un contexto convincente. No es que tengas que poner a la imaginación a trabajar, es que hay que ponerla a inventarse el libro de otro, y leer no va de eso...

- La trama: Isobel comete un agravio imperdonable cuando pinta el retrato de Grajo, pues refleja un dolor humano en su expresión, un signo de debilidad para los elfos. Por ello, debe acudir a la Corte de Otoño con Grajo para redimirse de su error públicamente. Por el camino, serán atacados por la Cacería Salvaje y, recorriendo juntos tierras extrañas y hostiles para ponerse a salvo, surgirá el amor (el recurrente instalove). Todo es confusión, ya que la lectura no acaba de aclarar al lector las razones sociales o protocolarias que empujan a Grajo a sentirse tan ofendido ni a Isobel a aceptar dejar todo atrás para acompañarlo. No se conoce el entorno que los protagonistas transitan, son incomprensibles las circunstancias que motivan la acción del libro, no es creíble la apresurada historia de amor que se fragua entre Grajo e Isobel, no hay más tramas ni otros personajes con peso suficiente como para arreglar o mejorar el argumento... Todo falla.

- Los personajes: Tanto Grajo como Isobel parten  de una construcción plana ya que no se profundiza en su pasado ni se ahonda en su personalidad. Se desconocen sus anhelos, aspiraciones, miedos, traumas, preocupaciones, afectos... A través de sus conversaciones, se perfilan un poco sus personalidades, pero carecen de evolución o arco dramático. Caen en un enamoramiento ciego y urgente que el lector no sabe valorar al no conocer bien a quienes lo protagonizan. La construcción de Grajo me ha querido recordar un poco al personaje de Morfeo de la saga Sususrros de A.G.Howard, como una copia desvaída del mismo.

- Extensión, estilo, ritmo, narración: La parte buena de este despropósito es que la novela es corta y su ritmo narrativo es ágil. Al no extenderse en descripciones ni profundizar en los personajes o alimentar más que la trama principal, se lee el libro rápidamente. A mí la lectura se me hizo pesada porque no entendía qué pasaba ni por qué, pero la pluma de la autora es sencilla y su prosa o estilo es muy standard. Además, la narración es en primera persona desde el único punto de vista de Isobel, lo que también facilita las cosas.

   En definitiva, considero que este es un libro prescindible y que para los amantes de los libros de elfos hay otros mucho mejores, de pluma tanto nacional como extranjera. 

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