La moneda de Akragas, Andrea Camilleri

  

   

Tras un largo asedio, Akragas (actual Agrigento) se rinde a los cartagineses en el año 406 a.C. La ciudad es destruida. 

En 1909, es hallada en un campo de cultivo una pequeña moneda de oro valiosísima y única en el mundo.Presa de la emoción, el doctor Stefano Gibilaro, médico titular de Vigàta, se cae del caballo y se rompe la pierna.


 Así comienza una historia rocambolesca que se desarrolla entre los campos de Vigàta y la Mesina destruida por el terremoto de 1908. Sus giros inesperados, trágicos y cómicos, que Camilleri realiza con notable habilidad, nos llevarán a un imprevisible desenlace.





   No dudéis ni un momento de si dar o no una oportunidad a esta singular historia. No os llevará mucho tiempo (y ahora, en plena pandemia, a muchos os sobra) y, a cambio, el maestro Andrea Camilleri os compensará con un ligero y breve paseo por una Sicilia (su Sicilia...) que en los albores del siglo XX todavía era en gran parte ajena a la industrialización y a la vida acelerada que hoy muchos padecemos.


   
    

    

    A caballo entre el costumbrismo y  la crónica, con un estilo más periodístico que literario, el autor desarrolla, con un matiz humorístico al estilo de las novelas de enredos, la historia del médico Stefano Gibilaro, de Vigàta (la misma del detective Montalbano, basada en la Porto Empedocle natal del autor), y de una moneda de oro de origen agrigentino (antes Akragas) que quedó sepultada tras el asedio cartaginés (406 a.C.) y cuyo incalculable valor hace que ambos, doctor y moneda, vivan una pequeña odisea inspirada en hechos reales.




   El autor se vale de un narrador en tercera persona  para con un mucha presencia de diálogos, descripciones concisas y una pluma ágil que huye del sentimentalismo  y de la reflexión, sacar a la luz estos sucesos que, según la nota del autor, han sobrevivido durante años a modo de leyenda en el seno de sus antepasados familiares. Es, por tanto, algo que él tenía ganas de compartir con sus lectores.

    Los personajes solo son un medio para contar la historia, por lo que su construcción no es profunda ni su evolución es palpable, y es que no hace falta. Con perfilarlos  (una sucinta descripción y el uso de una voz bien trabajada para cada uno de ellos) basta para que todo se ponga en marcha. No hay subtramas ni sorpresas ni desenlaces inesperados y la ambientación es tan solo un telón  de fondo que no cobra más importancia que el cualquier otro marco geográfico tendría.


    Entonces, si nada sobresale especialmente, ¿por qué es tan recomendable la lectura?  Porque a veces no anhelamos un largo viaje, tan solo queremos dar un paseo. No siempre buscamos una profunda inmersión, tan solo nos apetece darnos un chapuzón. Porque, en un momento como este (marzo-abril 2020) en el que en todo el planeta los seres humanos nos hemos visto privados de nuestra cotidianeidad, disfrutar de una crónica sin ínfulas de grandeza, de una historia habitual y, al mismo tiempo, anecdótica, nos devuelve la esperanza en recuperar cuanto antes nuestro vida diaria, esa que ahora vemos que, en mucho sentidos, realmente era extraordinaria. 

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