La princesa de hielo, de Camilla Läckberg

    Estos días de frío me ha venido a la memoria una novela que leí recientemente, hará un par de meses, y que aún no he reseñado.  Se trata de La princesa de hielo, la primera parte de la Serie Fjällbacka,  emblema del género negro nórdico, protagonizada por la escritora Erica Falck, de la autora Camilla Läckberg, y que se presenta como una novela policíaca con toques de novela romántica e incluso de chick lit.  


    En España fue publicada por Maeva Ediciones en el año 2007.







  Me recomendaron hasta la saciedad, diversas personas en distintos momentos, esta lectura. Así que me puse a ello. Y me gustó, pero no tanto como esperaba.



 
  
   

  Para quienes navegamos por blogs de literatura, la autora Camilla Läckberg no es una desconocida. Aunque no hayamos leído nada de ella, todos sabemos que está considerada como una pluma maestra en su género, que sus novelas siempre son éxitos de ventas y que, ahora mismo, está en lo más alto de su carrera. Así que, no me voy a parar hoy a analizar su trayectoria (la podéis consultar pinchando aquí ).





 No obstante, sí me pararé a exponeros qué me ha gustado de la primera novela que he leído de ella (la cual da inicio a un total, hasta ahora, de nueve historia de suspense desarrolladas en la misma ambientación y con los mismos protagonistas).


   Para empezar, lo que más me ha gustado ha sido la trama, lo cual, siendo una novela negra, es un punto a favor. La historia no tiene desperdicio: el aparente suicidio de su amiga de la infancia, Alexandra Wijkner, hace que nuestra protagonista, Erica, recién llegada a su pueblo natal tras una experiencia traumática (el fallecimiento de sus padres en un accidente de tráfico), se vea envuelta en la investigación de un crimen que implica a muchos de los vecinos de allí, de Fjällbacka (localidad situada en la costa suroeste de Suecia) e incluso a algunos de sus  antiguos compañeros de clase. Ya sabéis, una historia de esas en la que sospechas de todos los personajes que van apareciendo, y el culpable acaba siendo quien menos te imaginas. Al más puro estilo Agatha Christie. Sencillamente genial.



    Además, Erica es una escritora de renombre y eso quiere decir que no puede desentenderse de  tales sucesos, sino que, siendo la estrella de la pequeña villa de pescadores, se espera que ella redacte tanto las esquelas como las notas de prensa e incluso las palabras de despedida para el entierro. Así, empieza a relegar su verdadero trabajo, la confección de biografías de grandes personalidades, y a meterse de lleno en el caso de Alex, acompañada por el detective Patrick Hedström, a quien se siente unida también por una vieja amistad de la adolescencia y por una atracción mutua. 


  Todo esto se adereza con  algunas subtramas que tocan los asuntos familiares de Erica. Su hermana Ana, atrapada en un matrimonio tóxico, se aleja cada vez más de ella, lo que empeora su capacidad para superar la repentina muerte de sus padres. Por otra parte, su cuñado Lucas, un tiburón de las finanzas, se lo pone difícil a la hora de gestionar la herencia. Como veis, contenido hay de sobra para no aburrirse en ningún momento ni dejar de leer. 


   
 

  Por otra parte, la ambientación es maravillosa. Camilla recrea a la perfección Fjällbacka: la estampa que el lector se crea en la mente mientras lee, está repleta de detalles y de realidad. Con esto quiero decir que, mediante descripciones del lugar, nombres en sueco, metáforas, pensamientos y sensaciones de los protagonistas y demás recursos, la autora consigue que el lector sienta frío mientras lee, eche en falta un poco más de luz o se harte del aguanieve del suelo. El libro en sí es un billete de avión a Suecia. He de añadir que un detalle que me ha encantado es toda la información que la autora aporta sobre la transformación económica y social que algunos pueblitos de Suecia como Fjällbacka han experimentado en los últimos veinte años.




  La novela está redactada en tercera persona y en pasado. A pesar de llevar Erica la mayor parte del peso de la historia, son varios los personajes que aportan su propia voz a la narración, dando así diversos puntos de vista a la trama y arrojando o luz u oscuridad sobre el crimen. Con lo de "oscuridad" quiero decir que de algunas de los narradores desconocemos todo, incluso su identidad. Una técnica perfecta para desesperar un poco a los lectores, pero que funciona pues hace que no podamos dejar de pasar páginas. Pero (siempre hay "peros"...) considero que no ha sabido dar la misma calidad a todas las voces. Mientras que las de Erica, Patrick, el comisario Hellberg, la vecina Vera o la hermana Ana son coherentes, hay otras que pasan desapercibidas, tienen poca fuerza o dan la sensación de estar poco trabajadas.



  Hasta aquí parece que la novela me ha gustado mucho, ¿verdad? Pues no es así, al menos, no del todo. En mi opinión, acusa algunos fallos que son, justamente, los elementos que yo más aprecio en las novelas: los personajes, el estilo y el ritmo. Lo explico:



 

 No me creo a los personajes y no es porque no estén bien construidos. Es, en primer lugar, porque la prosa (bastante sencilla) de la autora no me hace empatizar con ninguno de ellos. Así como sí que es capaz de trasladarme por completo a esos escenarios fríos y nevados de Suecia, no lo es de ponerme en la piel de Erica, de Patrick o de cualquier otro de ellos. Se transmiten sus pensamientos y se describe su comportamiento, sus reacciones van de acuerdo con el personaje y a su voz, pero no me los creo. Erica y Patrick son demasiado perfectos y el resto del pueblo está demasiado demente. ¿De verdad son de las decenas de personajes que pasean por la historia Erica y Patrick los únicos normales? Ellos tienen todo lo bueno y el resto todo lo malo: o son alcohólicos, o drogadictos, o infieles, o vagos redomados, o infelices, o maltratadores, o arpías, o totalmente sumisas, o desequilibrados mentales, o... Vaya estrés de pueblo. No me lo creo. Y más de lo mismo ocurre con Alex, la víctima del caso. Pero de ella no os puedo desvelar nada sin haceros un spoiler. 


   Y, claro, este detalle de no casar bien con los personajes hizo que la lectura en algunas partes se me hiciera cuesta arriba. El ritmo es muy lento al principio, a modo de introducción, y tarda en coger en velocidad. Si no fuera porque la trama estaba muy interesante y necesitaba saber quién era el asesino, entre los personajes planos y el lento avanzar de la lectura, habría abandonado la novela. 


  Por esto último, no leeré, de momento, los siguientes libros de la saga. No obstante, por todo lo anterior, sí que os recomiendo fervientemente la lectura de La princesa de hielo. Si sois aficionados al género policíaco, no os arrepentiréis de leerla.

* Las viñetas corresponden a la novela gráfica de La princesa de hielo y han sido extraídas de aquí. 

3 comentarios :

  1. Es la primera y la única novela que he leído de esta saga. Me gustó mucho y la verdad es que no se por qué no la he continuado.
    Besos

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  2. Yo creo que en algún momento la retomaré. Cuando tenga ganas de novela negra, cogeré el siguiente, que del género es de lo mejor que hay (para mi gusto, junto a Dolores Redondo, por ejemplo).

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  3. He leído un par de novelas del inspector Ros. Para quien no lo sepa, pasó de estar editada en edición de bolsillo a la de una editorial de cierta fama a partir de su contrato con televisión. Esto impidió que continuase leyendo la serie, dado que yo las compraba en las estaciones de tren —mi segundo sitio de adquisición de libros—. Las novelas en sí me resultan entretenidas, pero creo que están en ese peligroso y abismal límite entre lo bueno y lo pretencioso. Insisto, no digo que lo sea, pero anda justo por el «que sí, que no». Por otro lado, bien documentada la época.
    En cuanto a la serie de televisión, creo recordar que incluía dos novelas por capítulo y no le hacían honor a lo escrito, a pesar de la cantidad de medios puestos para el rodaje.

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