Mis amigos monstruos

 
 La editorial Kókinos en colaboración con Isabelle Torrubia Agencia Literaria nos trae desde Francia 
Mis amigos monstruos de Pooya Abbasianun álbum ilustrado dirigido al público infantil que destaca por un alentador mensaje sobre la superación de los miedos y que se caracteriza por un estilo gráfico informal muy personal que, combinado con una composición de colores llamativos, atrapa la atención del lector.


  Desde la propia portada del álbum (álbum y no cuento porque prima la narración visual en detrimento de la escrita), el lector se sumerge en un universo alegre, cercano y desenfadado gracias a unas ilustraciones fluorescentes con efecto tiza y a una fuente tipo handwriting






  Los lectores acompañamos a la pequeña protagonista  a lo largo de su transformación, la cual funciona como punto de inflexión dividiendo la narración en dos partes: una primera en la que nuestra niña nos cuenta en primera persona que para protegerse de los monstruos que la visitan cada noche se disfraza (de un tigre, de un dragón, de un godzilla...) y abraza a su gato Torcuato y, una segunda, en la que tras haber superado el miedo, la misma niña nos relata lo mucho que disfruta siendo amiga de estos mismos peculiares y divertidos monstruos.



 

  Entre los valores que esta historia desprende encontramos en primer lugar (y ahora que la literatura infantil analiza más a menudo sus contenidos a través del prisma de la inteligencia emocional)  la aceptación que el personaje presenta de su propio miedo. En segundo lugar, la autonomía de la que hace gala para enfrentarse sola a sus propios temores. Y, con ello, el coraje necesario para hacerlo. En tercer lugar, cobra relevancia la tolerancia a la diversidad que fluye a lo largo del álbum poniendo de relieve las particularidades de cada uno de los monstruos de una manera positiva y con un enfoque puramente optimista "Y hay otro que nunca dice nada (y que es mi favorito)". Para acabar, destacaría el alegato que hacia el final de la obra nos recuerda a niños y a adultos lo importante que es ser uno mismo.






   Quizás, lo que más convenza de esta obra tanto a padres y educadores como a niños sea lo innovador del contraste que las ilustraciones (fondos luminosos de colores chillones con dibujos de trazo grueso y factura esquemática) ejercen con el discurso de los monstruos y el miedo, tradicionalmente oscuro y complejo. Normalmente, las imágenes en los cuentos son un refuerzo para el texto y, aunque en los álbumes siempre ocurre lo contrario, en este caso se va más allá puesto que la composición plástica habla por sí sola enviando un mensaje alegre y estimulante.


 Para acabar, los aspectos formales de la obra (corrección ortotipográfica, maquetación, contraportada etc.) me parecen totalmente acertados para el público al que se dirigen. 





 Entonces, ¿recomiendo este álbum? ¡Por supuesto! Ya tengo ganas de regalárselo (o, igual mejor prestarlo, que me gusta demasiado...) a uno de los pequeños de la familia.




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