Aquella orilla nuestra, Elvira Sastre

 



«Sentí las raíces apretando mis tobillos. Uno no deja de esperar porque se canse, uno deja de esperar porque cesa el ruido al otro lado y las raíces se secan».



  Elvira Sastre revela en este libro su mundo interior y sus experiencias más íntimas. El diálogo que se establece entre el texto y las ilustraciones de Emba logra una composición estética única, digna de coleccionistas.






 

  Me encanta leer y considero que, a menudo, la lectura es, además de una forma de ocio, una vía de escape; un salvavidas si me apuras. Sin embargo, hay momentos en la vida en los que, aun deseando evadirnos, la ansiedad, la depresión o, sencillamente, la inquietud nos impiden concentrarnos en una novela para hacerlo. Para esos casos en los que nuestras mentes, cansadas y abatidas, no son capaces de concentrarse durante más de un párrafo seguido, recomiendo los textos de Elvira y las ilustraciones de Emba.



 

  Fragmentos breves, aunque desgarradores. Dibujos esquemáticos, pero tremendamente evocadores. Sencillez encuadernada (este "poemario" hay que disfrutarlo en papel, es así); medicina en vena. Solo son líneas que se cruzan y palabras conectadas. No hace falta una mente despierta, basta con unos ojos abiertos.  
<<Me sobra corazón>>, escribía Miguel Hernández. Espero que a vosotros también porque es lo único que se necesita para disfrutar de esta obra.


   


  Circulan por la red algunas reseñas negativas de este libro. En ellas se pone en duda la calidad formal de las citas ("¿son poemas?", "¿son prosa?", "¿se rigen por alguna métrica?") y se alude al alcance mediático de la autora a través de las redes sociales como única razón de su éxito comercial. Patrañas: si el contenido gusta, qué importa no saber qué etiqueta ponerle. Ya lo decía Robe en Quemando tus recuerdos: "qué importa ser poeta o ser basura". Por su puesto, si me preguntan a mí lo tengo claro: lo que han hecho Elvira y Emba es poesía.


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