La llamada del crepúsculo, Sarah Lark

 
 


  La llamada del crepúsculo es la primera obra de la autora, al menos bajo el pseudónimo de Sarah Lark, dirigida a un público eminentemente juvenil, aunque su lectura también es apta para cualquier seguidor de la escritora que le apetezca atreverse con una novela más ligera que las que Sarah acostumbra a ofrecernos. Pero es, quizás, justamente esta desafortunada asociación, la de “juvenil” y  “ligero” o “fácil” la que, en parte, da al traste con la primera incursión de la consagrada autora en la literatura juvenil.


  



  Esta novela, ambientada en una preciosa Irlanda verde y mágica, sigue a través de un narrador omnisciente los pasos de Viola, una adolescente de origen alemán que viaja a la isla de pasado celta para pasar el final de ese verano y el comienzo del siguiente curso escolar con su padre y con su futura madrastra. Allí, conocerá a Ahi, un enigmático joven por el que se sentirá atraída de manera casi sobrenatural, y junto con el que descubrirá que las leyendas y los mitos siguen poblando esas tierras.


  Creo que no hacía falta que incluyeran la palabra “crepúsculo” en el título de la novela para que fuéramos capaces de establecer más de una similitud con cierta saga juvenil fantástica que arrasó en el panorama literario y cinematográfico hace unos años… Y, sea dicho de paso, también sostengo que no ha pasado el tiempo necesario para que esta novela pueda considerarse un resurgimiento del género o un homenaje, sino que más bien me viene a la cabeza el término “oportunismo”. No obstante, he de dejar claro que me parece bien que cada uno escriba lo que le apetezca y que se atreva a probar géneros y estilos nuevos. Pero, Sarah, esta vez no has dado en el clavo como en anteriores ocasiones (¡vuelve al landscape, por favor!).


¿Qué funciona de La Llamada del crepúsculo?


  La ambientación, por supuesto. Sarah es una maestra en la construcción de evocadores escenarios en los que los lectores, en tan solo un par de páginas, somos capaces de  sumergimos plenamente. Las montañas, los lagos, las tabernas, el característico clima, la música en directo, los kelpies y los selkies, la vida rural, el carácter de los irlandeses, el hurling… Todo ello hace que la lectura sea un agradable paseo por el camping Lovely View, por el instituto del pueblo o por Dublín con la compañía de personajes simpáticos como Patrick, Shawna, Katja o el perro Guinness.


Y, ¿qué no funciona de la novela?


  Por un lado, un argumento demasiado manido a estas alturas basado en un amor adolescente tóxico y obsesivo adornado con toques mitológicos y folclóricos. Por otro, una protagonista maleable, con poca personalidad y de la que, además de su obsesión con Ahi, apenas sabemos nada.


  Otros atributos a comentar de la novela, además de los ya mencionados como la ambientación, el argumento y la construcción de los personajes, serían un  estilo fresco y sencillo, bien adaptado a unos personajes tan jóvenes, y  un ritmo apropiado y favorable con capítulos cortos y una narración plagada de diálogos.


 
  

  Para acabar, cabe destacar los procesos de corrección y maquetación en los que no se aprecia  a simple vista ningún error y que hacen que, al menos en la edición física en tapa blanda que es la que he manejado, la experiencia de la lectura sea muy satisfactoria. Como contrapunto, señalaría que sí existe un descuido que achacaría directamente a la autora o al proceso de corrección de contenidos (si ha habido) y que tiene que ver con una errónea referencia histórica a los dólmenes de Irlanda (de los cuales sí se conoce cronología y responsables, y no, no siguen entrañando un oscuro misterio como aseguran en la lectura).






  Entonces, ¿os recomiendo la lectura? Pues, sinceramente, tan solo os la aconsejaría si os declararais acérrimos fans de la autora y quisierais leer todo de ella o si os apeteciera por cualquier motivo sentiros durante un rato en las verdes y húmedas tierras del país gaélico.

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